martes, 24 de junio de 2008








¿Por qué se llama retrete?

El término castellano retrete, lleva implícita consigo la idea de in-timidad, ya que deriva de la palabra catalana “retret” (del latín retractum), que significa persona retraída, tímida o recatada

EVOLUCION DEL RETRETE
Hoy en la mañana comencé a pensar que seria de nosotros sin nuestro querido WC, pensar que nuestros abuelos no siempre tuvieron este practico y cómodo objeto tan indispensable en nuestra vida, pues ellos usaban baños de pozo!!!Seguramente el primer retrete fue un agujero junto a un río que se llevase por delante y disolviese la materia parda Elprimero, digamos, científico, fue inventado, al parecer, en 1596, por un inglés: John Harington; funcionaba bastante bien, y su primera usuaria fue, según se asevera, la reina Isabel I de Inglaterra, que lo comentó favorablemente. Catalina la Grande de Rusia (1684-1727) era más conservadora. Bajo el retrete de su palacio había una habitación pequeña donde un cosaco con una escobilla limpiaba y enjuagaba, y hasta jabonaba concienzudamente cuantos traseros de ilustres invitados asomaban por el agujero a descargar lo que les sobraba.
Los higienistas de todas las épocas se desvelaron por resolver los problemas sanitarios que traía algo tan cotidiano como inevitable. A lo largo de los siglos se han usado bacines de cristal, vasijas de loza, sillicos (pequeños tronos con asentaderas agujereadas y conectadas a un orinal), orinales –además de rincones y lugares públicos–, pero el problema era dónde vaciarlos: lo hacían en la calle, a veces directamente desde la ventana, y más tarde en los arroyos, para no manchar las fachadas. El libro Buenos Aires y el agua. Memoria, higiene urbana y vida cotidiana, editado por Aguas Argentinas, cuenta que “desde 1872, estaba prohibido en Buenos Aires el sistema ‘¡agua va!’, nombre que deriva del alerta dado por cada vecino cuando abría su ventana y arrojaba a la calle el contenido de las vasijas de noche”. Pasaba que era mucho más cómodo usar estos recipientes que trasladarse a las letrinas que estaban en el fondo de las casas, que desaguaban a los pozos negros.
Unos 30 años antes, una vez desarrollados los sistemas de cloacas, en Europa ya se hacían ensayos de distintos prototipos de lo que hoy conocemos como inodoros. El inglés Thomas Crapper tuvo la idea de que en el fondo de la taza siempre quedara una pequeña cantidad de agua limpia para que fuera más higiénico e instalar arriba un depósito de agua cuyo contenido se liberaba tirando de una palanca. Nació así el WC, artefacto que solucionaba todos los problemas: era expulsor, limpiador y diluyente.
En Buenos Aires, el servicio de cloacas comenzó a funcionar a partir de 1890, pero para sólo un 10 por ciento de las viviendas. Ya llegaban al país los primeros inodoros, que empezaron a usar las familias más acomodadas. “Al igual que el bidet, el inodoro fue considerado por la cultura de la época un artefacto que debía disimularse con muebles o esconderse en receptáculos, ya que su presencia ofendía la vista”, se lee en Buenos Aires y el agua...



Se los podía ocultar también adornándolos con pinturas o labrados de flores o guardas. El inodoro, como los demás artefactos del baño, pasó a ser entonces objeto decorativo y recibió nombres de dioses mitológicos, figuras femeninas de la antigüedad, plantas o flores. Desde la década del’20, se difundió en nuestro país el baño inglés, que unía lo que hasta entonces era el salón de aseo con el water-closet (que había suplantado a las letrinas). En la década del ‘30 se instaló el uso del inodoro moderno, con las características que le conocemos ahora, ya sin alusión decorativa.
Hubo industria nacional: inodoros de uso hospitalario y otro destinados a las cárceles (que incluyen lavabo en una misma pieza); modelos infantiles; otros labrados con flores; y hasta un mingitorio femenino que nunca llegó a usarse, cuya propuesta era que la mujer se parara con las piernas abiertas a caballo del susodicho, de una altura acorde a la posición, e hiciera sus necesidades cual varón.






Como es de esperar, hay mucho más escrito sobre los aspectos sanitarios del inodoro que sobre su presencia como objeto de placer. En Las letrinas, Roger-Henri Guerrand dice que los aspectos fisiológicos del hombre, incluido el sexo, eran vistos como la parte menos noble de las personas y por eso la historia no se dignó a darles un lugar. Tendría que llegar el psicoanálisis para dedicarse a hablar largo y tendido de la importancia de la etapa anal en el desarrollo del individuo y de los placeres que producen en el niño el retener o expulsar sus excrementos. Entonces sí se pudo volver a estudiar el Mundo Antiguo y ver que los romanos no separaban los placeres primarios de los otros. En medio de fiestas y banquetes, el anfitrión y hasta algunos invitados les pedían a sus esclavos que les acercaran un orinal para poder evacuar sin perderse ningún momento del festejo.


Alexander Cummings registró la primera patente de un inodoro, a cuyo diseño hizo importantes aportes, en Inglaterra, en 1775.
La comercialización comenzó en 1778, gracias a ciertas mejoras introducidas por el carpintero Joseph Bramah.
Nota al pie: con frecuencia se asocia la invención del inodoro con el inglés Thomas Crapper. Crapper se dedicó, en efecto, al negocio, entre 1861 y su retiro en 1904. El comerciante registró también nueve patentes relacionadas con el artefacto. Pero no fue quien lo inventó.

En 1884, el hojalatero inglés Thomas Crapper inventó un WC (iniciales de la expresión inglesa “water closet”, “armario de agua”) que, evitando el despilfarro de agua, resultaba práctico. Este nuevo WC incorporaba en el diseño un tubo de comunicación en zigzag (similar al “sifón” inventado en 1870 por Thomas William Twyford), que retenía agua y mediante el cual se evitaba el problema de los malos olores, mejorando el diseñado en 1775 por su compatriota Alexander Cumming. Con muy pocas mejoras esenciales, se trata del modelo que seguimos utilizando en la actualidad.

Aunque hoy es difícil concebir una casa sin baño, la existencia de esta entrañable habitación no ha tenido la suficiente continuidad histórica que las necesidades biológicas ameritan. Fue la civilización Harappa, en India, la pionera en materia de retretes: ya tenían un complejo sistema de drenaje alrededor del año 2500 AC. Los cretenses tuvieron inodoros completos con palancas que controlaban el flujo del líquido alrededor del año 2000 AC y hay evidencias de que también los egipcios y romanos tuvieron sus sistemas.
Pero como toda palabra acaba sonando mal cuando expresa algo desagradable, pronto pareció feo "retrete" y optamos por "reservado" y "excusado" y a medida que resultaban peores, fuimos al "inodoro" y luego al "water" para ver si en inglés disimulábamos y así recalamos en el "baño", en el "lavabo", en el "aseo", o en el “servicio”.
La construcción inicial del palacio de Versalles el siglo XVII ¡no tenía retretes!.
Un dato curioso: La primera vez que se separaron los baños de damas y de caballeros fue en París, en un baile de 1739.



Inodoros en Japón


En Japón existen 2 tipos de inodoros, los tradicionales y los modernos. Entre ellos hay un abismo de diferencias, sobre todo porque siendo modernos, igualmente son distintos a lo que tenemos en Chile.

Cuando ví por primera vez el baño tradicional, me puse de cabeza a pensar cómo se usaría, claramente no era lo mismo que sentarse en el baño en Chile. Porque literalmente uno no se sienta, se hinca. Se ve algo incómodo al principio, pero como todas las cosas, uno termina acostumbrándose.
En Japón el concepto de baño, no es el mismo que el que tenemos en Chile. Es decír, acá y en todo el mundo supongo, el baño es una sala, en la que está el WC, el lavamanos, la tina o ducha, pero todo junto, más grande o más pequeña la sala, de lujo o no, pero es lo mismo en todos lados, menos en Japón. Allá el sector de la ducha o el “Ofuru” está separado del WC y del lavamanos, y entre estos dos también hay una separación, en salas distintas.

El baño moderno en Japón es el máximo de comodidad y confort. Es un baño que te permite regular la temperatura de la tapa (últimamente se ha visto en TV que ahora incluso la tapa se levanta sola cuando alguien se acerca al inodoro, y al salir del baño se baja sola), y tira un chorro de agua que te lava y además aire tibio o caliente que te seca, y le puedes presionar el botón de aroma, tú eliges si quieres tener perfumado el trasero (…), (tiene diferentes otros mandos, que no sé para qué sirven todos, pero sin duda debe ser sorprendente). Algunos “más enchulados”, vienen con una cajita que se instala en la pared y esta se activa cuando alguien entra al baño, a través de un sensor y comienza a tocar música con sonidos de pajaritos, naturaleza, agua cayendo, de pronto comienzas a sentir que estás en el bosque, además que al sentarte, del inodoro comienza a salir un rico olor a flores, porque te permite introducir un dispositivo de olor, a un costado de la tapa.
El baño tradicional o “pegado al suelo”, está en los baños públicos del metro, supermercados, centros comerciales, y otros. Al menos hasta el año 1994 estaban esos baños. Hay un detalle que me preocupaba cuando iba a los baños públicos, y era que la puerta debía ser muy baja, o hasta el suelo, porque de repente la curiosidad de los niños de mirar por debajo de la puerta, te hacía pasar más de alguna vergüenza.
Hoy en día podemos encontrar retretes para todos los gustos, desde WC con forma de patitos, hasta urinales con formas de labios!!
Vianni Tapia

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